viernes, 27 de noviembre de 2009

Antorchas


Actualmente hay tanta gente perdida, sola, oprimida, débil, agotada. Hay muchos pobres, muchos perseguidos, que son víctimas de la guerra, el crimen y la explotación, gente a la que nadie quiere, que tiene muy poco y por la que nadie da un céntimo. Por otra parte, están los que gozan de una situación acomodada y aparentan vivir de maravilla, pero andan perdidos y solos, y son prisioneros de sus propios intereses egoístas y prioridades mal escogidas. Están cansados y agobiados por los problemas, el estrés, los temores y las fobias. Lucen una sonrisa, mas sufren por dentro. Miran el futuro con aprensión. Se sienten vacíos, culpables. Son presa del dolor, la amargura o el remordimiento. El mundo actual está lleno de gente perdida y desesperanzada. Me recuerda lo que decía una vieja canción de los Beatles, Eleanor Rigby: «All the lonely people, where do they all come from?» (¿De dónde salió toda esa gente solitaria?) Te diré por qué hay tanta gente así: son fruto de un mundo egoísta que se ha apartado de la luz del amor de Dios y ahora se lo está tragando la oscuridad. Es esencial que resplandezca el amor de Dios. Pongámoslo de manifiesto para que todos lo vean. Alumbremos con él a los demás, y Dios se encargará del resto. Se ocupará de que cumpla Su propósito en la vida de esas personas (Juan 12:32). ¡Seamos un reflejo de Jesús!

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