domingo, 15 de noviembre de 2009

Acude a Mí en la mañana


Haces bien en pasar un rato conmigo al comienzo del día, pues eres impotente sin las fuerzas que sacas de Mí, eres torpe sin la sabiduría que Yo te otorgo, y no tienes amor que entregar a los demás si no lo obtienes de Mí. Sin Mí, seguirías adelante en tu pequeño mundo y te verías limitado a obrar con tus magros recursos. Tus fuerzas humanas flaquearían apenas comenzado el día, tus propias ideas se interpondrían, y no llegarías muy lejos valiéndote de la cuota de amor de ayer. En cambio, cuando acudes a Mí, Yo te abro el inconmensurable mundo de Mi Espíritu. Yo soy sabiduría, soy fuerzas, soy amor. ¿No dije acaso en Mi Palabra que debes esforzarte por entrar en Mi reposo? En apariencia es más fácil seguir adelante con tus propias energías que esforzarte por entrar en la dimensión de Mi Espíritu en la que Yo te conduciría; pero no es cierto. Así solo te complicas las cosas, pues haces que me resulte más difícil ayudarte. Tómate, pues, un rato cada mañana para escucharme y entrar en Mi reposo. Ten presente que mientras no me hayas escuchado a Mí, estás desprovisto de las fuerzas, la sabiduría y el amor que necesitas para hacer frente a un nuevo día. El ejercicio hace maestro al novicio. A medida que te ejercites en acudir a Mí, se volverá más fácil. No dejes de tomarte ese tiempo conmigo cada mañana, y verás que siempre acudiré a la cita.

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