sábado, 24 de octubre de 2009

Ya estaba escrito PRIMERA PARTE


El gran interrogante que a muchos nos asalta a las puertas del siglo XXI es: ¿Qué destino nos aguarda a nosotros y a nuestro planeta? ¿Estamos en el umbral de un Nuevo Orden Internacional en el que el mundo entero gozará de paz y prosperidad? ¿O se tambalea la humanidad al borde de un abismo que la sumirá en un caos sin precedentes? ¿O tal vez ambas cosas?
La presente serie ofrece algunas respuestas que pueden servir de preparación para lo que se avecina.
Sorprendentemente, la descripción del mundo actual contenida en estos artículos fue escrita hace miles de años. Estudiaremos predicciones y profecías que, pese a haberse registrado hace dos y tres mil años, retratan acontecimientos y situaciones que han tenido -o tendrán- lugar en el transcurso de nuestra vida.
Algunos de esos vaticinios se refieren a los veloces medios de transporte de la era moderna, al aumento sin precedentes de los viajes internacionales, así como a la arrolladora multiplicación de todo tipo de conocimientos.
Lo mismo sucede en el caso del calentamiento del planeta y de la propagación de mortíferas enfermedades como el sida y el cáncer. Todo ello fue anunciado por los profetas de antaño.
Quien adquiera una conciencia clara de estas predicciones verá con nuevos ojos la transformación que experimenta actualmente el mundo y estará prevenido para los cataclismos que se vislumbran en el horizonte.


La gran incógnita



Hace cerca de 2.000 años, en un monte de las afueras de la antigua ciudad de Jerusalén, un pequeño grupo de buscadores de la verdad se reúne en torno a su maestro, un carpintero convertido en predicador y conocido sencillamente como Jesús de Nazaret. La pregunta que le formulan motiva una respuesta que abarca dos milenios y se centra en la época en que hoy vivimos:

«Estando Él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de Tu venida, y del fin del mundo?”» (Mateo 24:3.)

La cuestión que le plantearon Sus discípulos giraba en torno a un suceso que se conoce generalmente como la Parusía, el espectacular advenimiento de Cristo al fin de los tiempos para tomar posesión del mundo y establecer en la Tierra el Reino de Dios. El término fin del mundo se emplea en este pasaje no en el sentido de la destrucción física del planeta, sino del fin del gobierno injusto e inhumano de los hombres en la Tierra.
Jesús respondió a dicha pregunta mencionando no sólo una, sino decenas de señales que indicarían la proximidad del fin. Otras extraordinarias predicciones de varios autores de textos bíblicos complementan el panorama. Precisamente en esas señales centraremos nuestro estudio.



Las grandes respuestas



(Habla Jesús:) «Oiréis de guerras y rumores de guerras. [...] Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores.» (Mateo 24:6-8.)
Es de todos conocido que durante milenios el mundo se ha visto azotado por guerras, hambres, pestes y terremotos. Lo que quizá no deja de alarmar es el espectacular aumento que en años recientes se observa en la magnitud, gravedad y frecuencia de todas esas tragedias. Repasemos, por ejemplo, la primera parte de este pasaje.



Un mundo en guerra



«Oiréis de guerras y rumores de guerras. [...] Se levantará nación contra nación, y reino contra reino.»

Aunque la humanidad siempre ha sido víctima del flagelo de la guerra, ningún otro período de la Historia ha conocido una escalada bélica como la acaecida durante el siglo XX. La Cruz Roja Internacional estima que más de 100 millones de personas han perecido desde comienzos de siglo a causa de las guerras.
Hasta 1914, los conflictos armados nunca habían tenido alcance universal. Sin embargo, las dos Guerras Mundiales sí lo tuvieron. En la guerra del 39, apenas 12 países pequeños no intervinieron ni técnica ni militarmente.
Desde la Segunda Guerra Mundial -conflagración que se esperaba que garantizase el fin de todo conflicto armado- han estallado más de 150 guerras de grandes proporciones -definidas éstas como conflictos causantes de más de 1.000 muertes al año-, eso sin contar cientos de escaramuzas, alzamientos y revoluciones. La cifra de víctimas fatales en enfrentamientos bélicos desde el final de la Segunda Guerra Mundial supera ya los 23 millones.1



Desde la caída del muro



El mundo esperaba que la caída del muro de Berlín en noviembre de 1989 marcara no sólo el fin de la Guerra Fría entre las superpotencias, sino también el inicio de una era de paz mundial. Desgraciadamente no ha sucedido tal cosa.
En su informe anual, la National Defense Council Foundation, organismo norteamericano de investigación y promoción de intereses, estimó que en 1995 se libraron 71 guerras.2



Limpieza étnica y horrendas luchas tribales



En esta profecía, donde dice «se levantará nación contra nación», la palabra empleada en el texto original griego y que se tradujo como nación al castellano es etnos, cuya traducción más precisa sería raza o tribu. Dicho de otro modo, Jesús vaticinó que los grupos étnicos se levantarían unos contra otros. En años recientes este augurio se ha cumplido con trágicas consecuencias.

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