domingo, 25 de octubre de 2009

Perdieron el autobus


—Otra vez perdí el autobús —exclamó Miguel con un suspiro después de haber trabajado horas extra. En ese preciso momento, Pablo entró en la oficina. —Pensé que te habías ido a tu casa hace un rato —dijo Miguel—. ¿Por qué volviste? —Se me olvidó la Biblia —respondió Pablo—, y ahora yo también perdí el autobús. Al instante escucharon un chirrido de llantas seguido de un fuerte choque. ¡Se había producido un grave accidente! Miguel y Pablo quedaron atónitos al enterarse de lo ocurrido. Los frenos de un camión acoplado, cargado de hierro, fallaron segundos antes que entrara en una fuerte pendiente. El conductor perdió el control y chocó precisamente contra el autobús que ellos tomaban normalmente. Murieron doce personas y treinta y cinco quedaron malheridas. Todos los días, María, la esposa de Miguel, ora por la protección de su marido. Aquel día Dios respondió milagrosamente.

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