viernes, 10 de diciembre de 2010

Creados para amar


¡Con qué facilidad queda el amor relegado a un segundo plano por todas las cosas que queremos hacer! Es muy fácil atarearnos con un sinfín de actividades y olvidarnos de amar.A todos nos ha pasado en algún momento. Interiormente sabemos que debemos tratar con amor a los demás (1 Juan 4:7,8), y por lo general lo hacemos. Mas cuando nos vemos frente a una necesidad que exige una medida mayor de sacrificio, es fácil optar por una salida que prescinda del amor. Ahora bien, lo mejor en todos los casos es dejarnos guiar por el amor. No se nos debe olvidar la importancia de tener pequeños gestos de cariño y consideración, o simplemente de dedicar tiempo a los demás.Amar es una inversión de tiempo. No siempre se obtienen beneficios el mismo día. Sin embargo, cuando llegan, la inversión inicial se ha multiplicado y valorizado. No todo puede juzgarse por sus efectos visibles inmediatos. A veces lo mejor y más duradero se desarrolla lentamente y tarda en demostrar su valor. Con el amor es así. Por muchas tareas pendientes que tengas, imagínate cada día que, por delante de todo lo que has apuntado en tu lista, están los dos encargos que Dios te hace, que son amar a Dios y amar al prójimo (Marcos 12:30,31). Si llevas a cabo lo más importante de tu lista pero pasas por alto esos dos encargos de Dios, significa que sólo hiciste lo tercero más importante. A veces se nos olvida que nuestros logros sin amor no valen nada (1 Corintios 13:3).
* * * * * * *
«Por muchas tareas pendientes que tengas, imagínate cada día que, por delante de todo lo que has apuntado en tu lista, están los dos encargos que Dios te hace, que son amar a Dios y amar al prójimo. Si llevas a cabo lo más importante de tu lista pero pasas por alto esos dos encargos de Dios, significa que sólo hiciste lo tercero más importante.»
* * * * * * * Si nos esforzamos por amar a Dios, se notará en nuestras relaciones con los demás. Claro que todos somos humanos y cometemos errores. Tenemos días buenos y otros no tanto, y Dios lo entiende. Pero si queremos tener un efecto positivo en el mundo, tenemos que buscar formas de traducir el amor en hechos. «En esto conocerán todos que sois Mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros» (Juan 13:35).¿Cómo podemos manifestar amor? Una de las maravillas del amor es que se ajusta a la necesidad. No hay ninguna fórmula que lo regule. En parte, la acción de amar consiste en descubrir la necesidad y el medio de satisfacerla. Aquí tienes algunas ideas que te pueden ayudar:Mira a los demás con ojos de amor. Descubre y fomenta sus buenas cualidades.Elogia a las personas. Aplaude los trabajos bien hechos. Todo el mundo agradece que se lo valore.Cuando alguien te moleste o sientas el impulso de criticarlo, procura ponerte en su lugar. ¿Qué puede haber llevado a esa persona a actuar así? ¿Cómo querrías tú que ella reaccionara si estuviera en tu lugar y tú en el suyo?Haz contacto con las personas. Algo tan sencillo y casi desdeñable como unas palabras comprensivas o una sonrisa puede hacer cambiar de ánimo a una persona, incluso a un desconocido. Tal vez hasta marque el inicio de una amistad duradera y profunda.Haz pequeños favores para aliviar la carga de otro y expresarle cariño y consideración.Esfuérzate por conocer mejor a tus amigos y compañeros de trabajo, averiguar sus intereses, lo que más les importa, los sueños que abrigan, de qué se sienten más orgullosos.A lo mejor ya te esmeras por actuar con amor, pero a veces sientes que tus recursos afectivos están agotados. Hasta puede que pienses que es poco el amor que recibes, y que por eso es también poco el que puedes dar. Es natural tener esos sentimientos, y es cierto que nuestra propia reserva de amor es insuficiente. Si bastara con el amor humano, no tendríamos tanta necesidad de Jesús, y el mundo tampoco lo necesitaría tanto.El caso es que aun cuando a nosotros se nos agote el amor, a Jesús siempre le sobra. Su amor tiene la maravillosa virtud de ser siempre suficiente, incondicional, ilimitado, inacabable. El secreto para que nunca nos falte amor por los demás está en recurrir al amor de Jesús. Dile: «Jesús, necesito que te hagas más presente en mi vida. Me hace falta una porción mayor de Tu amor». Seguidamente comienza a hacer gestos de amor, grandes o pequeños, y Él te dará más. Cuanto más des, más te dará Él. Continúa haciéndolo, y verás que por una parte te volverás más consciente de Su amor infalible y omnipresente, y por otra siempre tendrás amor que dar. Te pasará lo mismo que a la viuda de la Biblia que mezcló con un poco de fe la pizca de aceite y de harina que le quedaba, y con eso alcanzó para ella, para su hijo y para el profeta Elías durante tres años de hambruna (1 Reyes 17:1-16). De la misma manera, verás que tu amor se multiplicará.

No hay comentarios:

Publicar un comentario