viernes, 17 de septiembre de 2010

REVISTA CONÉCTATE 118 AÑO 2010: Amor de Dios, Biblia


La primera vez que una lectura de los Evangelios me conmovió interiormente yo tenía 17 años. Los había leído antes, pero en aburridas clases de religión. A esa edad alguien me aconsejó que empezara por el Evangelio de San Juan. No sabiendo que los Evangelios eran cuatro relatos y enfoques distintos de la vida y ministerio de Cristo, comencé por donde me pareció más lógico: por el principio del Nuevo Testamento, o sea, por el libro de Mateo.Cuando llegué al libro de Juan, estaba fascinado con Jesús. Me admiró que tuviera la respuesta idónea para cualquier pregunta que le plantearan y que siempre supiera qué hacer. Además, me dio la impresión de que me entendía y conocía al detalle mis necesidades. Sus palabras eran contundentes y estaban llenas de vida. Atravesando casi dos mil años, calaron en mi interior; nunca había experimentado nada igual. Cuando llegué a Juan 15:15: «Os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de Mi Padre os las he dado a conocer», tuve la impresión de que me hablaba directamente al alma. ¡Jesús me había tratado de amigo! Me emocioné tanto que no pude quedarme quieto. Me entraron ganas de decírselo a todo el mundo.Unos meses antes había orado para pedirle a Jesús que entrara en mi corazón. Si bien se trató de una experiencia conmovedora, fue cuando comencé a leer Sus palabras con una actitud abierta y receptiva que se consumó realmente la transformación en mí. Aparte de la fuerza que comunicaban esas palabras divinas, lo mejor de todo era que iban dirigidas a mí personalmente. Poco a poco fui descubriendo su valor, hasta que tomé conciencia de que Jesús todavía habla a Sus seguidores tan abierta y directamente como platicó con Sus primeros discípulos.Es nuestra esperanza que este número de Conéctate te ayude a establecer un vínculo directo y personal con Jesús, o que sirva para reforzar la relación que ya tienes con Él.
GabrielEn nombre de Conéctate.

No hay comentarios:

Publicar un comentario