lunes, 4 de enero de 2010

REVISTA CONÉCTATE 111 AÑO 2010


En mayor o menor grado, casi todos estamos insatisfechos con nosotros mismos. Pero eso no es necesariamente algo malo. Para hacer progresos es menester cierta medida de insatisfacción. Si queremos desarrollar nuestro potencial es preciso que soñemos con ser más de lo que somos. El problema es que muchos nos quedamos estancados en esa fase. ¿Por qué? Las más de las veces ello obedece a que nos consideramos incapaces de hacer realidad nuestros sueños. Y vale decir que algo de razón tenemos. Algunos cambios los podemos efectuar a fuerza de voluntad o de trabajar más arduamente; por ejemplo, alcanzar una meta más alta en ventas o bajar unos kilos. Pero... ¿qué pasa cuando se trata de cambios más profundos, de transformaciones internas que sabemos que nos harían más felices y nos permitirían ejercer una influencia más positiva en nuestro rinconcito del mundo? Por lo general esos cambios de fondo son los más esquivos. Nos convencemos de que nos falta entereza y fuerza de voluntad, de que tenemos muchos defectos y cometemos infinidad de errores. Nos faltan dedos para contar las veces que hemos fallado. Simplemente no somos capaces, aducimos. Si piensas así, el presente número de Conéctate será un aliento para ti. ¿La solución? Jesús la resumió con palabras de impactante sencillez: «Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios» (Marcus 10:27) La clave está en ponernos en manos de Dios y dejar que Él haga lo imposible por medio de nosotros y a veces a pesar de nosotros. Tenemos nuestras limitaciones, somos débiles, somos incapaces; pero hay un Dios grande, fuerte y muy capaz que está presto a asistirnos. Esas imposibles transformaciones interiores resultan mucho más alcanzables cuando dejamos que Él gobierne nuestros asuntos.
Gabriel En nombre de Conéctate

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