martes, 26 de enero de 2010

¡La llave de la felicidad!

¿Te animas a probarla? «¿Dónde podré hallar felicidad, felicidad duradera? ¿Donde podré encontrar paz, esa paz que ni el dinero ni las cosas materiales me han proporcionado? ¿Dónde podré hallar amor, amor de verdad que nunca me cause dolor ni me desilusione? ¿Dónde podré hallar soluciones, el sentido de mi existencia?» Si alguna vez te has planteado estos interrogantes, ten la seguridad de que no eres el único. ¡El deseo de hallar felicidad auténtica y duradera, la Verdad y el sentido de la vida, es universal! Casi instintivamente buscamos respuestas a estos interrogantes, porque Dios, el gran motor del universo, nos creó para lo hiciéramos. En lo más íntimo de nuestro corazón Él creó un vacío, un espacio hueco que sólo Él pudiera llenar; y la única manera de llegar a sentirnos plenamente realizados en Él —el único capaz de brindar felicidad inacabable y verdadera— es abrirnos a Su amor. Tal vez digas: «¡Pues yo no me explico cómo puede ser eso!» En cierto sentido podría compararse con la electricidad. No es preciso entender a fondo la corriente eléctrica para emplearla y aprovecharla. ¡Basta con pulsar el interruptor y disfrutar de todas sus ventajas —luz, calor, energía—, lo que nos haga falta! Asimismo, aunque no entiendas a Dios, ¡puedes probarlo! Si ya has probado tantas otras cosas, ¿por qué no pruebas a Dios? Claro que Dios mismo es tan grande, tan infinito, que está mucho más allá de nuestra limitada inteligencia y percepción humana. Para ayudarnos a entender cómo es Él, y cómo es el Amor que nos prodiga, envió a Su propio Hijo Jesús al mundo en la forma de una persona como nosotros. Según la Biblia —que contiene las Palabras amorosas que Dios nos ha escrito— Dios nos amó tanto que entregó lo que más quería: a Su único y amado Hijo (Juan 3:16). Dios envió a Jesús a la Tierra para demostrarnos Su amor y ofrecernos Vida en el Cielo una vez que abandonáramos este mundo, así como paz, felicidad y un propósito en esta vida. Simplemente pide a Jesús que entre en tu corazón y en tu vida, y Él te llenará de Su amor. Así por fin serás verdaderamente feliz y capaz de amar desinteresadamente a los demás. Ya no tendrás que preocuparte por la vida en el más allá, ¡pues tendrás asegurado un espléndido futuro en el Cielo! ¡No es necesario que te esfuerces por entender toda suerte de doctrinas religiosas complicadas y confusas! No tienes que tratar de descifrar a Dios. Para eso vino Jesús, para enseñarnos quién es Su Padre, Dios. La Biblia nos dice que «Dios es AMOR» (1Juan 4:8), y para eso precisamente vino Jesús a la Tierra: para traernos una expresión, una ilustración del Amor de Dios. La Biblia lo describe como «el hombre que anduvo por todas partes haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el Diablo» (Hechos 10:38). Muchos de los males, aflicciones y temores que sufre la gente son producidos por espíritus malignos, por diablos y demonios que la atormentan. ¡Pero Jesús ha venido a amarte, a liberarte de ellos y a ahuyentarlos a todos! ¡Jesús es el buen Dios de Amor, capaz de espantar a todos los espíritus malignos! ¡Él es la Luz que ahuyenta la Oscuridad, el Amor que expulsa el Odio, el Bien que pone en fuga al Mal! ¡Es el buen Dios de amor, misericordia, perdón y todo lo bueno! ¡Él borrará todo lo malo y perverso, y te concederá luz, amor, misericordia, perdón, alegría, felicidad y toda cosa buena! No podría ser más sencillo: si dejas entrar la Luz, ¡la oscuridad se desvanecerá! ¿Quieres librarte de todas las sombras que haya en tu vida y hallar una forma de superar tus conflictos? ¡Pídele sencillamente a Jesús, la Luz, que entre en ti! Él dijo: «Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, ¡sino que tendrá la Luz de la Vida! ¡Porque Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida! ¡Nadie viene al Padre sino por Mí!» (Juan 8:12; 14:6) Si aceptas simplemente al Espíritu de Amor y Luz, Jesús, ¡Él se deshará de todos los espíritus malignos! Él es más poderoso que ningún otro espíritu, ¡por cuanto el Amor de Dios es la fuerza más poderosa del universo! ¡Él es Luz y Amor! ¡Pondrá en fuga a todos los malos espíritus y te protegerá de ellos por siempre! Jesús dijo: «¡Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra!» (Mateo 28:18) Con solo recibir a Jesús en tu corazón, ¡tendrás al Dios más grande y poderoso de todos, tu Amigo, que te quiere y desea ayudarte y salvarte! Él ha dicho: «He aquí, Yo estoy a la puerta (de tu corazón), y llamo. Si oyes Mi voz y abres la puerta, ¡entraré!» (Apocalipsis 3:20) Bien sabes que no eres perfecto, que a veces te equivocas y necesitas ayuda. Entonces, ¿por qué no pruebas a Jesús? ¡Él puede resolver todos tus problemas y dificultades! ¡Él quiere ser tu Ayudador, Salvador y Amigo! ¡Es el único que te quiso tanto que abandonó el Cielo y bajó a la Tierra para vivir, sufrir y morir por ti, todo con el fin de traerte el gran Amor de Dios! ¡Luego resucitó, venció a la muerte misma y al infierno para siempre! ¿Quieres que Jesús te ayude? De ser así, basta con que repitas sinceramente esta sencilla oración: «Jesús, sé que necesito ayuda y que no puedo salvarme yo mismo. Me han dicho que Tú eres el buen Espíritu del amor, la luz, el poder y la felicidad, capaz de ayudarme y salvarme, y que por medio de Ti puedo llegar a conocer íntimamente a Tu amoroso Padre. »Jesús, necesito Tu Amor, para que me limpie de todo temor y odio; Tu Luz, para que ahuyente toda oscuridad; y Tu Paz, para que llene y satisfaga mi corazón sediento. Dijiste en Tu Palabra que si te abría la puerta de mi corazón, Tú entrarías; te abro, pues, mi corazón, y creo que Tú entrarás en él y me darás el regalo de la Vida Eterna. ¡Te agradezco, Jesús, que sufrieras por el mal que he cometido, y que me hayas perdonado y hayas escuchado mi oración! Amén».

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