lunes, 4 de enero de 2010

Angeles navideños


Para los cristianos, todos los días pueden ser Navidad. Jesús nos prodiga Su amor cada día del año. Lamentablemente, no es así para mucha gente desdichada que aún no ha descubierto el verdadero sentido de la celebración. Hay muchas personas perdidas, oprimidas, agotadas, que se sienten débiles, que sufren de soledad. Algunas son débiles físicamente; otras, anímicamente; y otras languidecen en cuerpo, mente y espíritu. Hay quienes viven pisoteados: los pobres, los perseguidos, los hambrientos, las víctimas de la guerra, el crimen y la explotación, la gente a la que nadie quiere y por la que nadie se preocupa, que posee poquísimos bienes de este mundo y carece hasta de lo más esencial.
* * * * * * * * * * * * * * *La Navidad es amor en acción. Cada vez que amamos, cada vez que damos, es Navidad. Dale Evans Rogers
* * * * * * * * * * * * * * * Por otra parte, están los que sí poseen bienes materiales y que a los ojos de los demás gozan de una situación privilegiada, pero que andan desorientados y son prisioneros solitarios de sus propios intereses egoístas. Son gente agobiada, apesadumbrada por los problemas, el estrés, los temores y las fobias. Hay quienes llevan dibujada una sonrisa, mas sufren por dentro; quienes se encuentran sumidos en un mar de vaciedad; quienes sienten dolor, rencor o remordimiento; quienes están atormentados por su pasado, y quienes temen el futuro. El mundo actual está lleno de gente perdida y desesperanzada. Me recuerda lo que decía una vieja canción de los Beatles: «All the lonely people, where do they all come from? (¿De dónde viene toda esa gente solitaria?)» Pues te diré por qué hay tanta gente así: es por el modo de vida egoísta que impera en el mundo de hoy. Toda la gente que sufre de soledad, los perdidos y los desamparados, son fruto de una sociedad en la que cada cual se preocupa de sus necesidades y no se interesa en absoluto por las de los demás. A eso se debe que haya tanta gente solitaria. Es producto de una sociedad en la que prima el canibalismo moral; es el fruto de haber llevado por mucho tiempo una vida desatinada; es consecuencia de las doctrinas del Diablo, de hacer cada uno lo que le da la gana y buscar lo suyo. A eso se debe tanta soledad. Toda esa gente afligida de soledad es producto de un mundo que ha olvidado a su Creador. Son víctimas. Son la desastrosa consecuencia de no regirse por el amor.
Más tinieblas Cada vez hay más tinieblas y más frialdad, y mucha gente lo percibe. Puede que no lo entienda y que no siempre quiera reconocerlo; no obstante, es un hecho. El sol se está poniendo, está oscureciendo, y el mundo busca un rayo de esperanza, un haz de luz. Cantidad de sucesos han dejado perplejas a las naciones. «¿Por qué pasa esto y aquello? ¿Por qué hay tanto dolor y contiendas? ¿Por qué la matanza de los inocentes? ¿Por qué tantas dificultades y pesares?» La gente se plantea esos interrogantes. Quienes edificaron sobre la arena o no construyeron sobre ningún cimiento, no hallan respuestas. Nunca ha tenido el mundo tal sed de amor auténtico y legítimas soluciones. Me recuerda el conocido villancico Noche gloriosa: «Noche gloriosa de cielos estrellados en que nació nuestro buen Salvador. Yacía el mundo sumido en el pecado...» Se habla de avances y del mejoramiento de la humanidad —medicina de vanguardia, adelantos tecnológicos, nuevos inventos, formas optimizadas de gobierno para labrar un mundo mejor—, se habla de progreso, cuando en realidad el mundo vive una verdadera regresión. ¡Mira a tu alrededor, es innegable! Hoy en día la gente vive sumida en el pecado, angustiada, sufriendo por dentro. Nunca había habido tanta confusión, tantas voces que exclaman: «Este es el camino», tantas falsas proclamas que engañan a la gente. El mundo nunca ha necesitado con tanta urgencia conocer la verdad.
¡Se levantan ángeles! ¿Cómo sigue la canción? «Se vislumbró un rayo de esperanza; la Tierra vio nacer al Redentor». El mundo nunca ha necesitado tanto un rayo de esperanza. Nunca ha tenido tanta necesidad de que le hablen del alba radiante y gloriosa que está por despuntar. El estribillo es también muy revelador: «Dóblese toda rodilla en Su presencia, y escuchen los hombres el coro angelical». El Señor quiere que la gente oiga hoy ese coro angelical, tal como los pastores oyeron a los ángeles anunciar el nacimiento de Cristo. Te tengo una sorpresa: tú puedes ser uno de los integrantes de ese coro. Puedes ser uno de esos ángeles navideños enviado por el propio Jesús para proclamar la Buena Nueva a la gente que vive perdida y solitaria, para transmitir ese rayo de esperanza que el mundo anhela. En esta época de odio y dureza de corazón, de caos y engaños, de intrigas y malicia, de fachadas y encubrimientos, hace una falta enorme que resplandezca Su amor. Ahora que oscurece y que soplan vientos fríos, tú debes mantener la luz en alto. Debes sostenerla con firmeza para que todos la vean.
Amor en acción En la actualidad, más que oír la verdad, el mundo necesita verla. No sólo le hace falta oír que existe amor auténtico; es preciso que lo vea. A la gente le hace falta ver un ejemplo vivo de amor. Jesús dijo: «En esto conocerán todos que sois Mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros» (Juan 13:35). No basta con hablar de amor; Jesús dijo que es preciso tener amor, vivir con amor.
¿Qué puedes darle? Esta Navidad y a lo largo del año, hazle al Señor los obsequios que más le agradan: regalos de amor. Reparte amor. Entrégate a los demás. Transmite la luz y el cariño de Jesús mediante el brillo de tus ojos, tus miradas afectuosas, tus palabras y gestos amables. Encarna a Jesús para los demás. Sé la prueba viviente del mensaje, la prueba material de que da resultado. ¿Qué mejor manera de vivir la Navidad cada día del año que entregarse continuamente a los que nos rodean y vivir como Él nos enseñó, practicar Su amor en infinidad de detallitos a lo largo del día, para presentar al mundo una prueba viviente de que el amor de Jesús es eficaz? Sigamos con el villancico: «Nos enseñó a amarnos como hermanos y nos legó el Evangelio de paz». Enseñó a Sus seguidores a regirse por el amor. Ahora les encomienda que cumplan ese precepto, que lo pongan por obra, que vivan en amor, para que todos los hombres sepan que son discípulos de Él. Pide al Señor en oración que te ayude a vivir la Navidad todos los días del año sin excepción, que te ayude a cumplir Su gran mandamiento de amar al prójimo como a ti mismo. He ahí el verdadero sentido de la Navidad. He ahí la esencia, el motivo por el que Jesús vino al mundo: que alcanzáramos la vida eterna, sí; pero también vino para enseñarnos a amar, para indicarnos cómo podíamos dar a conocer esa vida a otras personas. Entrégate a los demás. Manifiéstales amor, ora por ellos, dedícales tiempo y atención, bríndales cuidados. Ama a Dios amando a tu prójimo. Amplía tu amor esta Navidad. Sé un ángel.

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