domingo, 6 de diciembre de 2009

REVISTA CONÉCTATE 104 AÑO 2009


Mucho se ha escrito sobre el valor de un padre... ¿pero cuántas veces nos hemos detenido a apreciar de veras las cualidades de quien se sacrificó infatigable y a veces tercamente por mantenernos y educarnos? No en vano se ha dicho: «Padre diestro, el mejor maestro». Me vienen al pensamiento varios padres ejemplares que he conocido, uno de ellos en particular que luego de una agotadora jornada de trabajo se desvela hasta pasada la media noche para ayudar a sus hijas a pegar con minuciosidad las piezas de una maqueta que les dejaron de tarea en el colegio. La influencia que puede llegar a tener un padre es incalculable. El amor paterno es uno de esos inestimables dones del Cielo; y la paternidad, una sagrada vocación. Algunos hemos tenido padres admirables, y otros no tanto. Pero creo que todos valoramos las figuras paternas, llámense padre, padrastro, tío, abuelo o profesor, hombres que nos dieron el empujoncito que necesitábamos para lograr alguna empresa que nos parecía irrealizable o el aliento para cruzar una meta que nos figurábamos inalcanzable. ¡Qué importantes son esas personas que han contribuido a moldear nuestro carácter! Hay padres temporales y también los hay espirituales. A todos debemos honrar, y todos tienen su lugar. A ellos dedicamos este número de Conéctate. Con mucha razón nos decían los abuelos: «Amor de padre, que todo lo demás es aire».

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