domingo, 6 de diciembre de 2009

Cuidar la fe



Mi familia y la mayoría de las personas con las que me relaciono diariamente no tienen inquietudes de tipo espiritual. ¿Cómo puedo conservar la fe en un mundo que se muestra cada vez más escéptico?La fe es la médula de nuestra vida espiritual; de ahí que valga la pena luchar por ella. A continuación te damos unos consejos para que tu fe no solo resista, sino que cobre más fuerza:Nútrete de la Palabra de Dios. La fe se edifica estudiando fielmente la Palabra de Dios. Léela todos los días, procura asimilarla, reflexiona sobre las verdades que contiene y sobre cómo se aplican a tu realidad, y tu fe crecerá. «La fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios» (Romanos 10:17). Jesús promete: «Si vosotros permaneciereis en Mi Palabra, seréis verdaderamente Mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Juan 8:31,32).Ora y medita. Dios desea establecer contigo una relación personal por intermedio de Su Hijo Jesús. «Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre» (1 Timoteo 2:5). Comulgar espiritualmente con Jesús —es decir, abrirle el corazón y recibir Su amor, ánimo y soluciones— refuerza y estrecha tu vínculo y tu relación con Él. Vive tu fe. «La fe sin obras está muerta» (Santiago 2:26); en cambio, al ponerla en acción cobra vida. En la medida en que apliques la Palabra de Dios a tu vida cotidiana, te convencerás una y otra vez de la autenticidad de sus principios y promesas, y crecerá tu fe en ella y en su Autor.Busca el aspecto positivo. Nada apaga la fe como las circunstancias adversas, pero la Biblia promete: «A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados» (Romanos 8:28). Si aprendes a encontrarle el lado positivo a todo y mantenerte en esa tesitura, tu fe saldrá a flote hasta en las aguas más tempestuosas.Aprovecha las experiencias ajenas. Leer lo que Dios ha hecho por otras personas incrementará tu fe. Eso mismo también lo puede hacer por ti.Agradécele a Dios todo lo bueno. Alabar a Dios por Su bondad nos lleva ante Su presencia. «Entrad por Sus puertas con acción de gracias, por Sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid Su nombre» (Salmo 100:4). Cuanto más le agradezcas a Dios Su bondad, más motivos encontrarás para dar gracias y más te bendecirá Él a cambio. Entrarás en una especie de espiral ascendente que te acercará a Dios y a la dimensión espiritual. Eso fortalecerá tu fe.

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