domingo, 29 de noviembre de 2009

Un gesto de amor en nochebuena


Solange fue una de tantas docenas de pacientes que conocí la Nochebuena en que fuimos a cantar villancicos a un hospital. Todos sufrían y tenían necesidad de amor y consuelo; pero el caso de la joven Solange —cubierta de yeso y vendas de pies a cabeza— era excepcional. Cuando le dedicamos una canción, se puso a llorar. Al poco rato sollozaba de modo incontrolable. —Jesús te ama y vela por ti —le aseguré. Me explicó que había sufrido un accidente de tránsito en el que murieron sus padres y su hermana. Había perdido a toda su familia. A pesar de haber estado tres días en coma, sobrevivió contra todo pronóstico. Rezó conmigo para recibir a Jesús como su Salvador, y le entregué dos afiches que había llevado. Uno de ellos tenía impreso al dorso un mensaje sobre el Cielo; el otro hablaba del gran amor que abriga Jesús por cada uno de nosotros. También rogué por su curación y prometí volver a verla. —Joanna —me dijo—, me llega al alma que te preocupes por mí y que hayas venido a hacerme compañía en Nochebuena sin conocerme siquiera. Solange permaneció hospitalizada tres meses más. La visité tanto como pude. Siempre le llevaba algún cassette inspirativo de La Familia, como No temas o Para salir vencedor, o le leía la Biblia para animarla e infundirle fe. Cuando la dieron de alta, el milagro que había empezado a producirse en ella durante la Nochebuena se consumó: estaba contenta, sana y restableciéndose de su trauma emocional. Joanna Adino es miembro de la Familia Internacional en Brasil.

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