viernes, 13 de noviembre de 2009

Para meditar…


¿Cómo te sentirías si nunca recibieras una comunicación de la persona que amas, ni siquiera una breve nota? ¿No te dolería? O ¿cómo te sentirías si transcurriera todo un día sin que tu cónyuge te dirigiera la palabra? Pues bien, tú eres esa persona a la que Yo amo, y cuando no oigo una sola palabra de ti, se me desgarra el corazón. Me hace pensar que el afecto que sientes por Mí no es tan profundo como el que siento Yo por ti. No te olvides de Mí ni de comunicarte conmigo. Sé que a veces, con todo lo que tienes que hacer y todas las cosas que ocupan tus pensamientos, puede parecerte un sacrificio orar; pero recuerda que es un sacrificio del que me agrado. La oración te une a Dios. Te pone en contacto con la Fuente de energía. Orar es establecer un nexo conmigo y con Mi amor. Por medio de la oración tú y Yo nos fundimos, y así puedes conocer Mi parecer sobre lo que sea que te preocupe. La oración hace descender Mi paz sobre ti. Te levanta el ánimo. Mueve Mi mano y me estimula a actuar. Sana, reaviva, regenera, edifica. Altera el curso de los acontecimientos. Es la gracia salvadora de la humanidad. Así que no la descuides. Medita en esto.

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