sábado, 21 de noviembre de 2009

Mi pasión


La película La pasión de Cristo, dirigida por Mel Gibson, ha causado revuelo y controversia. En vez de tratar de dilucidar el mensaje que se propuso transmitir el realizador, hazte las siguientes preguntas: "¿Qué reacción causa en mí esta película? ¿Qué sentido le encuentro? ¿Será que tengo que cambiar algo en mi forma de vida? ¿Por dónde empiezo?" Si dejas que el film te motive a conducirte mejor y a vivir como a Mí me agrada, saldrás ganando. Soy Jesús, y me dirijo a ti en particular. Como ves, estoy vivo, y muy activo1. Hablo a todo el que me escuche. Si quieres saber más de Mi pasión, sigue leyendo.
El tema central de esta producción son Mis padecimientos y Mi muerte, la brutal y pavorosa que sufrí en la Tierra hace dos mil años. Todo eso lo sufrí por ti, porque te amo. Era necesario expiar tus pecados, y eso fue lo que hice con tan terrible muerte. Di la vida por ti para que Dios te perdonara y te purificara, y pudieras estar eternamente conmigo. Me entregué por ti para que en esta vida goces de felicidad y satisfacción, y un día te unas a Mí para siempre en el Paraíso. Te preguntarás por qué lo hice. Lo hice por amor, motivado por el deseo de salvarte. Me sacrifiqué por tu salvación. Así de grande es el amor que abrigo por ti, por ti en particular, por ti que estás leyendo estas líneas. Aunque no hubiera nadie más que tú en todo el mundo, igual habría dado la vida por ti. Deseo que seas eternamente feliz. Tú eres Mi pasión2. La vida está jalonada de decisiones. Yo tomé muchas que a la larga me condujeron a la cruz. Hubo diversos momentos en que pude haberme echado atrás: oportunidades no me faltaron. No tenía ninguna necesidad de guardar silencio cuando comparecí ante Pilato; pude haberme defendido, pero no lo hice. Morí para salvarte, y nunca me arrepentí de esa decisión.
Si bien Mis últimas horas en la Tierra no representan sino una parte de Mi pasión por ti, eso no fue todo. Seguí cultivando esa pasión durante dos mil años. Quiero que en este momento centres la atención en el amor que te tengo, en el amor que siento por ti hoy. Un amor puro y duradero, inconmovible, inextinguible. Un amor que nunca se da por vencido, que no conoce límites. El amor que albergo por ti es total. Mi pasión por ti es auténtica, y me gustaría que formara parte de tu experiencia cotidiana. Habiendo dado la vida por ti, ahora tengo más, mucho más que ofrecerte. Quiero saciarte con la plenitud de Mi amor, si lo aceptas. Lo sé todo sobre ti; hasta conozco tus faltas y defectos, y aun así te amo. Te amo con intensidad y pasión, y siempre será de esa manera. Te amo como un padre a sus hijos, como un marido a su esposa. Mi amor es perdonador, misericordioso y constante. Velo por ti y quiero participar en todos los aspectos de tu vida. Aunque otros te decepcionen, Yo nunca te defraudaré. Puedes contar siempre conmigo. Quiero ayudarte, orientarte, consolarte y atender a tus necesidades. Nuestro amor puede acrecentarse de día en día. En caso de que no entiendas del todo el sacrificio que hice por ti, por qué tuve que entregar la vida y morir de esa forma, no tienes más que abrir tu corazón y aceptar el amor que profeso por ti. Te darás cuenta de que es auténtico, y con el paso del tiempo irás comprendiendo más.
Agradezco que evoques Mi muerte, y ahora deseo que des el siguiente paso y conozcas la pasión que me mueve por ti. Al establecer contacto conmigo, permites que esa pasión se haga parte de tu vida y te llene del todo. Si todavía no me conoces, ¡este es el momento! Lo único que tienes que hacer es abrirme el corazón. Empieza con esta sencilla oración:
Te agradezco, Jesús, que murieras por mí. Perdóname las faltas que he cometido. Aunque no entiendo del todo Tu apasionado amor, quiero conocerte. Te pido que entres en mi corazón, me regales la vida eterna y me lleves a ahondar en Tu amor. Amén.
Y si ya me conoces, puedes llegar a conocerme mejor. Cultiva nuestra relación. Ábreme más tu vida. Ahora que estamos en contacto, te ruego que no me descuides. Lee los mensajes que te he dirigido en la Biblia y procura aplicarlos. Si lees el relato de Mi vida y las palabras Mías que recoge el Evangelio según San Juan, así como los otros tres evangelios, entenderás mejor Mi gran amor y pasión. Esfuérzate por pasar un rato cada día a solas, en silencio, hablándome y escuchándome. Comprendo que en el agitado mundo de hoy eso no es nada fácil; pero verás que si lo haces, tu vida se transformará. Puedes hablarme en cualquier lugar, en cualquier momento, en voz alta o para tus adentros, como prefieras. Cuéntame lo que piensas. Yo me comunicaré contigo por medio de impresiones, de pensamientos, de susurros. Ábreme tu mente y tu corazón, y te revelaré la profundidad de Mi amor.
Ya no estoy en la cruz. Vivo, y ansío proporcionarte una existencia más dichosa, llena de amor verdadero y de bendiciones. Quiero que conozcas Mi amor eterno y apasionado, y quiero ayudarte a comunicar esa pasión a otras personas, para que también su vida se transforme. A los que me aman les mando que en primer lugar me amen con todo el corazón, toda la mente y toda el alma; y que en segundo lugar amen al prójimo1. Haz lo que te pido. Prometo que tu vida rebosará alegría, tu satisfacción será ilimitada, y conocerás una dicha sin igual. No sólo obtendrás el perdón de tus pecados, sino que hallarás auténtica libertad, paz interior, felicidad y, ante todo, amor de verdad, ahora y para siempre. Apasionadamente, Jesús

No hay comentarios:

Publicar un comentario