martes, 10 de noviembre de 2009

La Navidad es ocasión de perdonar


Un muchacho que se había fugado de su casa regresaba una nochebuena por ferrocarril. Escribió a sus padres para avisarles de su retorno, pero no sabía a ciencia cierta si sería bien recibido. Como la línea férrea pasaba delante de su casa, pidió a su padre que atase a modo de señal un trozo de tela roja en el corpulento roble que se alzaba en la parte posterior de la propiedad. Cuando faltaban pocos kilómetros para llegar, el joven expresó su ansiedad a un señor mayor que viajaba a su lado. Éste le garantizó que sería tan bien recibido como otro chico que se fue una vez de su casa, y seguidamente procedió a relatarle la parábola que contó Jesús sobre el hijo pródigo (Lucas 15:11-32). Efectivamente, cuando el tren alcanzó la casa solariega, la señal roja del padre estaba desplegada. Pero en vez de una sola banderola roja, infinidad de ellas ondeaban al viento, suspendidas de todas las ramas posibles, pregonando a un joven escapado de casa que en Navidad todo se perdona.

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