lunes, 16 de noviembre de 2009

Gracias, papá… gracias, mamá...


por participar en el milagro de traer al mundo nueva vida; por amar a los niños que te he confiado; por dar cabida en tu corazón y en tu vida a esos rayitos de sol con que te obsequié; por enseñarles que Yo soy amor dándoles ejemplo de amor; por prestarles oído y confortarlos cuando lloran; por consolarlos cuando tienen alguna pena y necesitan de tus tiernos cuidados; por entregarte a ellos sin pedir nada a cambio, lo cual les enseña a ser generosos y sacrificados; por manifestarles misericordia, aun cuando menos la merecen, a fin de que entiendan Mi misericordia y perdón; por orar por las cuestiones grandes y pequeñas que les atañen, para que descubran la eficacia de la oración; por apoyarte en Mí cuando tus fuerzas flaquean, a fin de transmitirles que Mi gracia y Mis fuerzas siempre bastan; por no dejar de creer nunca, y enseñarles así las recompensas de la fe; por aferrarte a las promesas de Mi Palabra, a fin de que ellos también aprendan a depositar su confianza en Mí; por devolvérmelos, a sabiendas de que Yo siempre velo por los Míos; por amarlos incondicionalmente, cualquiera que sea el rumbo que elijan; por ayudarlos a crecer y madurar hasta convertirse en hombres y mujeres de los que todos podamos estar orgullosos.

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